El pueblo que popularmente conocemos como “azteca” se llamaba a sí mismo “mexica”. Los aztecas son un pueblo legendario que habitó una ciudad mítica que se llamaba Aztlán. Los mexicas fueron un grupo que se separó de los aztecas y migraron hacia el sur. Aún hoy no se sabe dónde se encuentra la mítica Aztlán, pero sabemos que el grupo que se separó de los aztecas, llegó al Valle de México y fundó México-Tenochtitlan alrededor del año 1325 sí se hacían llamar “mexicas”.
Cuando llegaron al Valle de México, los mexicas o aztecas eran un pueblo nómada e inculto que, al establecerse a orillas del lago, comenzaron a absorber la cultura de los pueblos que ya estaban establecidos desde hacía mucho tiempo, con una historia milenaria y una cultura mucho más desarrollada que precede a la de los mexicas o aztecas por cientos de años.
Los mexicas o aztecas eran un pueblo proveniente del norte de lo que ahora es México que hablaba nahua, lengua que forma parte de familia de lenguas hoy llamadas uto-aztecas, como muchos otros pueblos mesoamericanos que no necesariamente se consideran aztecas o mexicas. El nahua aún se habla en muchas partes de México.
Cuando los españoles llegaron al Valle de México se encontraron con una civilización mexica o azteca bastante avanzada con una historia de poco menos de 200 años, lo cual es sorprendente, porque pasaron de ser un grupo bárbaro a formar un gran imperio que llegó a abarcar alrededor de 300,000 km2 en muy poco tiempo. Esto gracias a la sagacidad de los mexicas o aztecas de aprender, continuar y amalgamar las culturas preexistentes en el Valle de México con sus propias tradiciones.
Los mexicas o aztecas no fueron los primeros en cultivar y procesar el maíz. El maíz se domesticó por primera vez hace aproximadamente 12,000 años en los valles de Tehuacán, Puebla y Oaxaca, en lo que ahora es México.
Los mexicas o aztecas nunca convivieron ni conocieron la cultura maya en su esplendor. Para cuando los mexicas o aztecas llegaron al Valle de México los mayas como gran civilización en la Península de Yucatán ya había desaparecido hacía unos 300 años.