El Árbol de Navidad es un elemento decorativo típico de las fiestas decembrinas en la actualidad, pero ha recorrido un largo camino desde Escandinavia para llegar a ocupar un papel preponderante en los hogares de todo el mundo, sin temor a equivocarnos, durante la Navidad, incluyendo México. Pero ¿cómo llego hasta acá?
¿Cuál es el Origen del Árbol de Navidad?
Antes de la llegada del cristianismo a Escandinavia, sus habitantes practicaban una religión que hoy denominamos paganismo nórdico y que tenía una cantidad importante de dioses. Entre ellos estaba Frey, dios del sol y la fertilidad, a quien celebraban a principios del invierno boreal adornando un árbol de hoja no perenne, como un pino o un abeto. Curiosamente la simbología de este árbol es similar a la de la ceiba maya: el árbol en si representa el mundo, la punta simboliza la morada de los dioses y las raíces el inframundo.
Como sucedió en muchas partes del mundo, cuando los pueblos escandinavos fueron cristianizados no se deshicieron de sus tradiciones, sino que modificaron su significado. Así, el Árbol de Navidad empezó a ser símbolo del nacimiento de Jesús.
¿Cómo se Esparció por el Mundo esta Tradición?
Es probable que el primer Árbol de Navidad tal como lo conocemos hoy en día haya tenido su origen en Alemania, donde se colocó por primera vez en 1605 con el propósito de darle un toque cálido a la Navidad, durante la cual había un clima extremadamente frío, marcando el inicio de su expansión. En Finlandia apareció en 1800, mientras que en Inglaterra lo hizo en 1829. El Árbol de Navidad apareció por primera vez en el Castillo de Windsor en 1841, introducido por el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, que era sajón.
A México Llego de Manera Similar
En diciembre de 1864 los emperadores de México, Maximiliano de Habsburgo, de origen austriaco, y su esposa Carlota, belga, fueron los responsables de introducir el primer Árbol de Navidad en México con la intención de crear una atmósfera navideña europea en su residencia: el Castillo de Chapultepec. Aunque ya había sido declarado Árbol de Cristo por la iglesia católica años atrás, nadie en México había visto algo semejante. Poco a poco fue ganando popularidad y pronto ya engalanaban las celebraciones de fin de año de la aristocracia mexicana.
Con la muerte de Maximiliano la tradición casi se pierde, pero en 1878 el general Miguel Negrete puso uno en su casa, influenciado por sus viajes a Europa y Estados Unidos, reavivando y popularizando la bonita costumbre.
Cabe mencionar que los bosques de coníferas abundan en el altiplano mexicano, origen de todos los Árboles de Navidad naturales en México.